10 mayo, 2009

La llegada de Javiera

La Previa:
Ja! tenía fecha de llegada el 26 de Abril, era el día para "salir de cuentas". Habíamos preparado un set de canciones de Abril, averiguado los signos del zodiaco y hasta la numerología para esa fecha. Pero como buena mujer, Javiera se hizo esperar.
La desesperación comenzó a carcomer a la madre que no deseaba hacer más larga la espera, por lo que Claudia averiguó todos los secretos que pudiesen hacer que comenzara el trabajo de parto:
  • Salía a caminar entre 3 y 5 horas diarias.
  • Salimos a bailar a las 39 semanas
  • Intensas noches, tardes y mañanas de XXX
  • Comía picante
  • Comía piña
  • Hacía la colada, aseo y movía muebles
  • Y seguía cualquier sugerencia que le daban por la calle.
El día 29, cuando la desesperación era máxima, fuimos a control con nuestra matrona Maribel. Su veredicto fue rotundo: No había nada que indicara que la cosa se fuera a dar pronto, así que al día siguiente inducirían el parto y si no resultaba, por la tarde harían una cesárea. Como las noticias no eran muy alentadoras decidimos hacernos la cimarra de la clase de preparación al parto e insistir con las estrategias caseras de inducción, así que nos fuimos a caminar por Zamora, y en el trayecto pasamos a comprar la bañera de Javiera.
Fue ahí donde el dependiente nos comentó un nuevo secreto de naturaleza: "Cruzar un Puente". La teoría dice que al pasar caminando por un puente que cruce un río se moviliza el parto, ya que el paso de las aguas llama a las aguas. Claudia ya había caminado lo suficiente por ese día pero igualmente nos dirigimos al Puente de los Tres Árboles que cruza el río Duero.
Al cruzar de ida no sucedió nada, pero al regresar comenzó a tener la sensación que estaba haciendo abdominales. Eran cerca de las 9 de la noche.Al llegar a casa, luego de cocinar y fregar los platos, medimos la frecuencia de los abdominales y eran cada 1 minuto con unos 30 segundos de duración ¡Eran contracciones!, pero como no eran muy fuertes, decidimos esperar.
Luego de ver online el primer capítulo de "Los 80', a las 11:00 la cosa ya era más potente así que llamamos a nuestra matrona, quien se mostró bastante incrédula y nos hizo seguir esperando. A las 12:30 volvimos a llamarla porque las contracciones no paraban. Finalmente la convencimos y accedió a hacernos una revisión a esa hora.
La ida a la clínica fue a pie. Estábamos tan contentos que por fin algo indicara que el parto se acercaba, que disfrutábamos con cada contracción, nos sacamos fotos en el camino y nos imaginábamos cuánto tardaría todo: ¡Pronto le veríamos la cara a Ja!
Al llegar a la clínica, Maribel dio su sentencia: no había dilatación, pero debíamos quedarnos a dormir ahí para comenzar temprano con la inducción. Felipe partió a buscar las cosas para quedarnos en el centro médico y justo cuando regresó, Claudia rompió aguas. Ahora sí que empezaba el parto y Maribel debía tragarse sus palabras!!!.

Primer Tiempo:
Luego de que se rompiera la bolsa, a Claudia le sacaron el monitor que controlaba las contracciones y comenzó la espera. Eran la 1:30 de la mañana y de ahí hasta las 6:00, las contracciones se mantuvieron cada un minuto con una duración de unos 30 segundos, pero su intensidad fue aumentando espantosamente. La mayor parte del tiempo estábamos los dos solos soportando la situación; de hecho, entre las 3 y 6 de la mañana nadie se interesó en pasar a vernos, así que a las 6, Claudia no soportó más y exigió un tacto para determinar la dilatación. Cuando tuviera 5 cms. le pondrían la epidural así que rezábamos para haber llegado a esa meta.
¡Al fin!. Tenía entre 6 y 7 cms. así que Claudia demandó la anestesia... y la matrona, con ironía respondió -"ya viene"-.
La cosa es que a medida que pasaba el tiempo, la anestesia no llegaba. Felipe salía y veía a hombres y mujeres con cara de médicos y animaba a Claudia diciéndole que el anestesista se estaba cambiando... pero no era verdad. Los dolores de Claudia eran impactantes, sólo un fuerte masaje en los riñones y el contar de 0 a 30 la duración de las contracciones servía para llevar la situación. Así pasamos un par de horas.
Cada cierto rato entraban enfermeras y auxiliares a la habitación intentado calmar a Claudia, pero se llevaban como respuesta un ladrido del tipo: "¡TRAIGAN AL ANESTESISTA AHORA!". Cerca de las 8 hrs. una enfermera vino a buscar la ropa de la bebé: "¿para qué quieren la ropa?... ¡¡¡PRIMERO LA ANESTESIA!!!"
Ya pasadas las 8, llegó un hombre vestido de celeste: ¿Era el ángel de la anestesia?. Agarró la camilla de Claudia y se la llevó a la planta de parto y cirugía, estacionándola en la puerta del paritorio.
Claudia: - mmm... Hay un error, falta la anestesia!-
Sr. de Celeste: - Sólo soy el camillero-

Entretiempo:
Luego de unos minutos separados, nos volvimos a encontrar en la puerta del paritorio, donde comenzamos a escuchar el llanto de un recién nacido. ¡Estábamos estacionados ahí porque había otra mujer pariendo!.
Nos quedamos unos minutos en el pasillo, lo que dio tiempo para retomar los masajes y así soportar unas cuantas contracciones. Una auxiliar le pasó ropa estéril a Felipe mientras Claudia seguía suplicando por anestesia.... Pero de pronto, una sombra se asomó desde el paritorio gritando: -"¡Que hace el marido aquí!, ¡fuera!, y tú Claudia, contrólate y deja de gritar. Ya no hay tiempo para la anestesia!!!!-... Efectivamente, era nuestra tierna matrona, Maribel.
En ese momento Claudia quedó sola en el pasillo y Felipe solo en una sala de espera, a unos 10 pasos. Mientras escuchan los llanto del bebé que acaba de nacer, ella soporta las contracciones y él... también, se gritan y se animan... es sólo cuestión de tiempo.
Pasa el rato y sale el padre del parto anterior, todo bien, luego sale la madre y Claudia sigue en el pasillo (al parecer tenían que barrer el paritorio).
Entran a Claudia a la sala y la hacen cambiarse de camilla por sus propios medios, soportando una contracción -¡Muévete!-, le gritaba la amable matrona mientras Claudia intentaba aliviar el dolor quedándose quieta.
Allí le instalan una vía de oxitocina y la acomodan en la sexy posición para parir. Luego de eso dejan entrar a Felipe. Él, al ver que tenía una vía endovenosa le pregunta si le han puesto la anestesia -¡Nada, ya no hay tiempo!- comenta animosa Claudia.

Segundo Tiempo:
Ya estábamos a las puertas de la gloria, Claudia muy cómoda dribliaba con sus piernas, Felipe animaba desde la barra. En cada contracción, una auxiliar se subía encima de Claudia presionándole el abdomen, dándole cual bombo; mientras, la matrona tijeras en mano, le hacía más expedito el camino a Javiera... (obviamente sin analgesia alguna). Cuando se detenían las contracciones, matrona y ayudante se relajaban, se paseaban, comentaban algún evento y parecía que no existiéramos.
A Claudia le exigían que pujara tres veces en cada contracción, pero como se le subía una mujer encima no podía volver a tomar aire. Ante tan poco sacrificio, la amable matrona gritaba-¡Lo estás haciendo muy mal, hay que sacar a esta niña de aquí!-.
Felipe miraba la escena: su esposa gritando con una mujer encima y una matrona tijereteando. Recordó su antiguo trabajo en el matadero -¡Estaba en una carnicería!-... Al menos le dejaron asomarse a la primera salida de Javiera y pudo decirle a Claudia - ¡Ánimo!, le veo la cabecita. ¡Sigue pujando!-. Pero Claudia respondió con calma -¡No puedo, porque me están cortando!-.
Durante los breves descansos entre contracción y contracción, Felipe le hablaba a Claudia, le daba ánimo y le pedía que respirara y se preparara porque tenía que sacar a su hija al mundo: -"Son las 8:30... a las 8:45 es una buena hora para que nazca"-.
Viene otra contracción, se sube la auxiliar a apretarle la panza, la matrona toma su sable, a Claudia se le ocurre gritar. -¡No grites!- aulla la matrona - ¡Qué así no pujas con fuerza! - le explica "amorosamente". Felipe decide tomarle la boca a Claudia para que no bote aire por ella.
En un momento, Claudia mira con ojos extraviados a Felipe y le pregunta con ingenuidad - ¿Por qué me gritan?, ¿Quién es esta gente?-. Felipe rápido le responde - Toma aire mi amor, que estás trayendo a este mundo a la Ja! y queda poquito!. Claudia insiste -¿Pero qué pasa?-. Felipe le explica que estamos en el parto y Claudia vuelve a la tierra - Parece que me fui de aquí-.
Viene una contracción, la auxiliar se sube arriba de Claudia, Felipe le grita que puje y le cierra la boca, la matrona hace lo suyo y se ve asomar la cabeza de Javiera. Felipe grita - ¡Puja!, ¡Ahí la veo!, ¡No la dejes ahí!, ¡Puja!, ¡Puja!, ¡Puja!, ¡Puja!... se le asoma la cabeza completa a Javiera, la matrona se la toma, Felipe sigue gritando, hasta que la matrona ladra amablemente -¡Que no puje más!-.
En ese momento sale un corderito, Felipe le cuenta a Claudia que ha sido madre y le pide a Javiera que llore -¡llora!, ¡llora!, ¡llora!- alcanzó a decir antes que Javiera emitiera sus primeros sollozos. Claudia mueve su cabeza y dice - Bienvenida mi princesita -. Eran las 8:55 hrs. del Jueves 30 de Abril, en el Centro Médico Zamora, de Zamora, una lejana y salvaje provincia española.
Javiera se ve rosada, levemente pegajosa, calmada. Le cortan el cordón, quizás le roban las células madre, luego la lavan. Felipe pide acercarse, la mira, la saluda, le canta. Vestida, ponen a Javiera bajo una lámpara de calor, y Felipe le toca sus frías manos. Claudia de lejos mira emocionada mientras la suturan... ya no le duele nada.
Primera foto de Javiera, con 3.600 kg. y 53 cms.

4 comentarios:

Roxanita dijo...

Pucha...yo pensaba que por esos lados estaban mas adelantados y te ponian la peridural....La verdad que el relato me es familiar de algunos hospitales publicos en donde no hay anestesia durante la noche...!!!! Pero ahora con el Chile Crece Contigo y el AUGE, se supone que hay anestesia para todas en el parto...
Animo Claudia...que para el segundo va de todas maneras la peridural..!!! Parece que las matronas de Chile somos mejores....Puedo asegurar que nunca he gritado a nadie en un parto...jjjj
Lo importante es que la Javi llego bien...y esta con uds para alegrarles la vida...(a pesar del parto biblico con dolor) Cariños a los tres.... Roxana

Unknown dijo...

Que fuerte e inolvidable experiencia!, lo más importante es que estuvieron siempre los tres super conectados, y que gracias a ello todo salió muy bien, a pesar de la fría, tirana y robotizada matrona.
Ahora existe todo un movimiento del parto humanizado, que si bien su ideal es lo menos medicalizado posible(aunque igual puede haber un poco de anestesia), su visión es volver a ver este momento como algo natural y no como un proceso quirúrgico, en una sala agradable y acogedora y no una sala de operación-carnicería, con la posibilidad de ser apoyado con otras técnicas que ayuden a relajar o pasar los dolores, como música, masajes, aromaterapia, en fin.., donde la madre y el padre son los principales protagonista y los demás están para apoyar el proceso, facilitadores abiertos y con entrega al momento maravilloso de dar a luz. Todo esto está en los Derechos del parto de la OMS, claro que de ahí a que se lleve a la práctica...
Pero como dije en un principio, lo más importante es que siempre estuvieron unidos...
Cariños.

Anónimo dijo...

Hola, he llegado aquí por casualidad y he leido el relato del parto. Siento mucho que os toparais con la peor matrona de Zamora, lo sé por experiencia. Actualmente eso no es así (o eso quiero pensar).
Aún así, enhorabuena por vuestra pequeña que ya tiene que estar enorme.

Anónimo dijo...

Pues, el parto de nuestra segunda hija fue comodamente asistido en casa por la mejor matrona del mundo!! y si Javiera está enorme!! Gracias!!!